*Grito de pánico
Disclaimer: esta entrada hace parte de la categoría de podcast, pero es medio blog personal.
Las últimas semanas de mi bendecida existencia terrenal los he pasado sintiéndome la peor impostora del mundo y, honestamente, estoy harta de percibirme de esta forma, no le encuentro ni UNA ventaja y es un dolor de cabeza constante (físico dolor de cabeza, porque aquí tienes a tu chik que somatiza el estrés a través de enfermedades. Honestamente, eso es puro síntoma de hot girl, pero eso lo dejamos para después).
La primera vez que escuché sobre el síndrome del impostor fue en el podcast VIDA REAL con mi admiradísima Verónica Reyes (fan de esta mujer) hace como 3 años, fue impactante escuchar eso porque pensé: ¿Quién es tan pendejo para demeritarse y no ser capaz de aceptar y sentirse grande por sus victorias?, pues 3 años después digamos que califico en ese grupo de “pendejos” que la KT inocente y chiquita criticó. Aquí les dejo el capítulo del podcast por si lo quieren escuchar.
Volviendo al presente, estos dos meses en mi vida han sido caóticos, estoy empezando una maestría, en otro país, en otro idioma, lejos de mi gente. Se ha sentido como una montaña rusa que ha requerido de mí demasiada paciencia, esfuerzo, lágrimas y adaptación, lo que es absolutamente normal. Sin embargo, tengo una carga adicional: me siento incapaz de lograr ser exitosa, dudo de mí y minimizo mis capacidades un montón. Porque ponerme más pesos encima no es suficiente, la carga además de hacerme sentir miserable afecta la forma en que llevo mi estilo de vida. Por ejemplo, tengo un trabajo que creo que no voy a ser capaz de hacer, siento que no cuento con las habilidades para hacerlo y dudo que pueda entregar algo de calidad (porque además soy una perfeccionista), entonces evito el trabajo, evito y evito empezar porque no creo que sea capaz de hacer nada, pero mientras evito igual pienso negativamente entonces no descanso. Al final, me coge la tarde y además de estar estresada porque no me siento capacitada, me estresa que ya no tengo tiempo, me siento cansada, no manejo bien mi tiempo y termino sacrificando otras actividades fuera del ámbito académico que me hacen feliz. En conclusión: dudo de mí y los otros ámbitos de mi vida se van a la mierda (Resumí en un párrafo lo que me demoré como 3 semanas en entender. Nada de esto se habría logrado sin la ayuda de mi novio, mis amigas y mi mamá, gracias totales).
Usando el método científico, la única forma de reducir/eliminar las consecuencias es atacando el problema. El problema: dudo de mí. En ese momento vuelve y aparece KT inocente y chiquita y me dice: ¿es que eres pendeja? Con lo que has logrado, ¿qué tan ciego hay que ser para no creer en ti? Bajo esa premisa, volvemos al tema principal de esta entrada: el síndrome del impostor.
En medio de esa crisis emocional, Nati me mandó un capítulo del podcast Desahuevate y es la recomendación principal de hoy (la fortuna que es tener amigxs <3). En este capítulo se habla de cómo nos hace sentir el síndrome del impostor, cómo afecta ciertos ámbitos de nuestra vida y cómo podemos luchar contra él. Si te sentiste identificado con mis emociones (crisis sisters), siento que este capitulo es un acercamiento super provechoso al síndrome, ponerle nombre a lo que uno siente ayuda a darnos cuenta de que hay formas de buscar soluciones, encontrar una comunidad y darnos cuenta que es un sentimiento “normal” personalmente me genera cierto alivio.
De las cosas que más me quedaron de este capítulo es que no se le puede sacar nada bueno a sentirse impostor, solo te impulsa al autosabotaje, la autocrítica y el perfeccionismo excesivo y chik, ¿qué ventaja hay en eso? Personalmente pienso que ninguna, está bueno querer hacer cosas de calidad, pero hay un límite, está bien hacer criticas sobre ciertos aspectos de nuestra vida con el objetivo de mejorar, pero muchas veces terminamos es destruyéndonos en el proceso.
Al final, creo que lo más importante es ser capaz de abrazar nuestros éxitos y celebrar nuestras victorias, felicitarnos por lo que hemos logrado porque no es cuestión de suerte, porque no es magia, es trabajo duro. Autoreconocernos y dejar que los demás nos reconozcan también, no minimizar lo que logramos, más bien usar los logros para darnos cuenta de que podemos, que somos capaces, que podemos lograr cosas INCREÍBLES.
Como adición al tema, porque obvio es too much y es de procesar la información (tómalo con calma), tengo un último capítulo para compartir. Desahuevate nos presenta el tema y nos invita a reconocer si esos comportamientos están intrínsecos en nosotros. La siguiente recomendación es el ejemplo de a dónde puedo llegar cuando creo en mí y nos muestra que existen posibilidades infinitas cuando creemos en nosotrxs, cuando dejamos a un lado el miedo y la duda. Y, sobre todo, lo grandes que podemos ser como mujeres.
Llevo una semana tratando de ser más consciente sobre el tema, identificando qué comportamientos me hacen sentir impostora y tratando de corregirlos. Me cuestiono mucho también cómo el síndrome arrasa con todo, no solo me hace incapaz de creer en mí o minimiza mis logros, sino que además afecta el resto de mi vida, me roba la oportunidad de disfrutar de la vida (una reacción en cadena de lo más terrible, pero lo importante es que me dije: ¡marica, ya!). Creo que la situación ha mejorado, pero seguiremos en estudio. Por ahora, espero que estas recomendaciones te sirvan y recuerda, chik, reconocer que te sientes impostora es un avance, cambiar un comportamiento es avance, identificar autosabotaje es avance. Abrázate y autoreconócete.
¡Orgullosa de tus triunfos! KT, no solo triunfas en aspectos académicos, triunfas en el deporte, triunfas como mujer, como amiga, novia, hermana. Felices somos de la gran mujer que eres, ¡Y que nada, absolutamente nada te queda grande! Feliz me siento por este post tan especial, tan tú, que ayuda tanto y refleja tanto de la mujer detrás de este texto. 💙